La historia de Adán y Eva
por Leanne Guenther
Dios tomó arcilla de la tierra e hizo la forma de un
hombre. Luego lo sopló cuidadosamente. Los ojos del hombre se
abrieron y este cobró vida. Dios lo llamó Adán.
El Señor hizo un
hermoso jardín para que el hombre viviera en él. El jardín, llamado el
Edén, estaba lleno de muchas cosas maravillosas. Crecían hermosas flores
por todas partes. Los pájaros cantaban en los árboles, corrían arroyos por
el valle y los animales se paseaban por los campos.
Dios había hecho al hombre a Su imagen para que lo
acompañara y cuidara el mundo.
Dios trajo los animales a Adán, uno a la
vez, para darles sus nombres. "Elefante", dijo, o "Tigre", o
"Puercoespín".
Pero Dios se sintió afligido por Adán. "Ninguno de
estos animales es realmente como él", pensó Dios, "Adán necesita a alguien para
compartir su vida. Alguien que lo cuide y a quien cuidar".
Esa noche Dios tomó una costilla del costado de Adán e hizo
una mujer. Cuando Adán se despertó la mañana siguiente encontró a Eva,
dormida a su lado. Adán se alegró mucho. Tomó su mano y ella
despertó. Eva miró a Adán y sonrió.
Dios dijo al hombre y a la
mujer que su trabajo era cuidar su nuevo hogar. Los bendijo diciendo;
"Todo esto es para ustedes. Tomen lo que deseen. Pero nunca toquen
el árbol en la mitad del Jardín. Ese árbol abre el conocimiento de lo
bueno y lo malo. Morirán el día que coman su fruto".
Dios no quiso decir que Adán y Eva caerían muertos en el momento en que comieran el fruto del árbol. Quiso decir que con el tiempo morirían sin su Espíritu morando en ellos.
Un día Adán y Eva estaban recolectando bayas para la cena cuando ella escuchó una dulce voz a sus espaldas.
La voz preguntó suavemente "¿te ha dicho Dios que puedes comer el fruto de todos los árboles?" Eva se volteó y vio que una serpiente le hablaba.