Actividades de la Biblia de DLTK para niños
David y Goliat
1 Samuel 16-17
(Reina Valera)
Samuel unge a David
16 Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl,
habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu
cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos
me he provisto de rey.
2 Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo
supiera, me mataría. Jehová respondió: Toma contigo una becerra de
la vacada, y di: A ofrecer sacrificio a Jehová he venido.
3 Y
llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me
ungirás al que yo te dijere.
4 Hizo, pues, Samuel como le dijo
Jehová; y luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron
a recibirle con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?
5 El
respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y venid
conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los
llamó al sacrificio.
6 Y aconteció que cuando ellos vinieron, él
vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido.
7 Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de
su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el
hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová
mira el corazón.
8 Entonces llamó Isaí a Abinadab, y lo hizo
pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a éste ha escogido
Jehová.
9 Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco
a éste ha elegido Jehová.
10 E hizo pasar Isaí siete hijos suyos
delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a
éstos.
11 Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus
hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas.
Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa
hasta que él venga aquí.
12 Envió, pues, por él, y le hizo
entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces
Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.
13 Y Samuel
tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde
aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se
levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.
David toca para Saúl
14 El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un
espíritu malo de parte de Jehová.
15 Y los criados de Saúl le
dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta.
16 Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que
busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti
el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas
alivio.
17 Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora
alguno que toque bien, y traédmelo.
18 Entonces uno de los
criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de
Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra,
prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él.
19 Y
Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que
está con las ovejas.
20 Y tomó Isaí un asno cargado de pan, una
vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl por medio de David su
hijo.
21 Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le
amó mucho, y le hizo su paje de armas.
22 Y Saúl envió a decir a
Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo, pues ha hallado gracia en mis
ojos.
23 Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre
Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y
estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.
David mata a Goliat
17 Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se
congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en
Efes-damim.
2 También Saúl y los hombres de Israel se juntaron,
y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla contra
los filisteos.
3 Y los filisteos estaban sobre un monte a un
lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre
ellos.
4 Salió entonces del campamento de los filisteos un
paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos
y un palmo.
5 Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba
una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce.
6 Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre
sus hombros.
7 El asta de su lanza era como un rodillo de telar,
y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su
escudero delante de él.
8 Y se paró y dio voces a los
escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden
de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl?
Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí.
9 Si él
pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros
siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis
nuestros siervos y nos serviréis.
10 Y añadió el filisteo: Hoy
yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee
conmigo.
11 Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del
filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.
12 Y David era hijo
de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual
tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y de gran
edad entre los hombres.
13 Y los tres hijos mayores de Isaí
habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus
tres hijos que habían ido a la guerra eran: Eliab el primogénito, el
segundo Abinadab, y el tercero Sama;
14 y David era el menor.
Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.
15 Pero David había
ido y vuelto, dejando a Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en
Belén.
16 Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la
tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.
17 Y dijo Isaí a
David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano
tostado, y estos diez panes, y llévalo pronto al campamento a tus
hermanos.
18 Y estos diez quesos de leche los llevarás al jefe
de los mil; y mira si tus hermanos están buenos, y toma prendas de
ellos.
19 Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el
valle de Ela, peleando contra los filisteos.
20 Se levantó,
pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se
fue con su carga como Isaí le había mandado; y llegó al campamento
cuando el ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de
combate.
21 Y se pusieron en orden de batalla Israel y los
filisteos, ejército frente a ejército.
22 Entonces David dejó su
carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando
llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien.
23 Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se
ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el
filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las
mismas palabras, y las oyó David.
24 Y todos los varones de
Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran
temor.
25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto
aquel hombre que ha salido? El se adelanta para provocar a Israel.
Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le
dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel.
26 Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué
harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de
Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a
los escuadrones del Dios viviente?
27 Y el pueblo le respondió
las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere.
28 Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se
encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a
quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu
soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.
29 David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?
30 Y apartándose de él hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio
el pueblo la misma respuesta de antes.
31 Fueron oídas las
palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él
lo hizo venir.
32 Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de
ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.
33 Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear
con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su
juventud.
34 David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las
ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún
cordero de la manada,
35 salía yo tras él, y lo hería, y lo
libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la
quijada, y lo hería y lo mataba.
36 Fuese león, fuese oso, tu
siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos,
porque ha provocado al ejército del Dios viviente.
37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de
las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo.
Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.
38 Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un
casco de bronce, y le armó de coraza.
39 Y ciñó David su espada
sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba.
Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo
practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.
40 Y tomó su
cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso
en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano,
y se fue hacia el filisteo.
41 Y el filisteo venía andando y
acercándose a David, y su escudero delante de él.
42 Y cuando el
filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y
rubio, y de hermoso parecer.
43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy
yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus
dioses.
44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu
carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.
45
Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y
jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el
Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
46
Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la
cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a
las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con
lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras
manos.
48 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a
andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la
línea de batalla contra el filisteo.
49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la
tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó
clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
50 Así
venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo
mató, sin tener David espada en su mano.
51 Entonces corrió
David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola
de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y
cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron.
52
Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a
los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón.
Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta
Gat y Ecrón.
53 Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras
los filisteos, y saquearon su campamento.
54 Y David tomó la
cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las
puso en su tienda.
55 Y cuando Saúl vio a David que salía a
encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del ejército: Abner,
¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió:
56 Vive tu alma, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: Pregunta
de quién es hijo ese joven.
57 Y cuando David volvía de matar al
filisteo, Abner lo tomó y lo llevó delante de Saúl, teniendo David la
cabeza del filisteo en su mano.
58 Y le dijo Saúl: Muchacho, ¿de
quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo Isaí de
Belén.