Las inundaciones continuaron ¡por 40 días completos!
El arca flotó en el agua y todas las montañas estaban completamente cubiertas.
Todas las cosas vivientes de la tierra que no estaban en el arca murieron.
Después de 40 días y noches la lluvia cesó pero Noé y los animales no podían
solo salir del arca. Había demasiada agua y no había tierra en la que
pudieran caminar, todo estaba cubierto.
Las aguas inundaron la tierra por
ciento cincuenta días, lo que es aproximadamente cinco meses.
Dios se
acordó de Noé y de todo lo que estaba en el arca así que envió un viento para
ayudar a secar la tierra. Finalmente en el séptimo mes después de que las
inundaciones habían cesado el arca descansó en la cima de una montaña.
Tiempo después (40 días) Noé abrió una ventana que había hecho para el arca
¡y probablemente para que entrara aire fresco! Y aun más importante dejó
que saliera un cuervo. Este volaba lejos y regresaba al arca hasta que el
agua se secara.
Luego envió una paloma pero esta no pudo encontrar ningún
sitio donde ir. Esperó una semana y envió nuevamente la paloma. Esta
vez la paloma regresó con una hoja de olivo que significaba que las aguas habían
retrocedido. Noé esperó una semana más y dejó salir a la paloma nuevamente
pero esta vez no regresó.
Según la Biblia lo describe, Noé, su familia y
los animales estuvieron en el barco ¡por más de un año o 370 días! ¡Ese es
un tiempo muy largo para estar en un barco con todos esos animales!
Cuando la tierra se había secado lo suficiente Dios le dijo a Noé que todos
podían salir del barco. ¡Probablemente fue un día de mucha felicidad!
Y tal vez un poco incierto. No había nadie aparte de ellos en la tierra y
debían empezar desde el principio a construir una casa, recolectar comida...no
había una tienda grande esperándolos cuando salieron del arca.
Luego Noé
construyó un altar para agradecer a Dios por mantenerlos a salvo. Cuando
Dios vio lo que Noé había hecho le dijo que nunca volvería a maldecir la tierra
aun si la gente se volvía muy mala.
Luego hizo su pacto oficial con Noé y
con todos los animales. Dios nunca más traería inundaciones para matar
todas las creaturas vivientes y destruir toda la tierra.
Luego le dio una
señal para que todos vieran su promesa. Puso un arcoíris en el cielo para
recordarnos la promesa que Dios hizo a Noé, a los animales ¡y a nosotros
también!
Así que siempre que veas un arcoíris haz una pequeña oración y
agradece a Dios porque nos ama y cumple sus promesas.