Con el pasar de los años las promesas de las hadas se volvieron realidad – una por una. La princesa creció para
ser Hermosa, modesta, amable e inteligente. Todos los que la veían solo podían amarla.
El Rey y la Reina estaban decididos a evitar la maldición que el hada malvada había puesto sobre la
Princesa y así ordenaron que se destruyeran todos los husos de todo el reino. Nadie en el reino podía contarle a la Princesa sobre la maldición que se había puesto sobre ella, ya que no querían que se
preocupara o se entristeciera.