Actividades de cuentos de hadas de DLTK
Los músicos de Bremen

© Escrita por Tasha Guenther e ilustrada por Leanne Guenther – basada en el cuento de hadas alemán recopilado primero por los Hermanos Grimm
 

Los músicos de BremenA Burro le gustaba cantar. También disfrutaba tocando la guitarra.

Uno se cuestiona sobre la plausibilidad de un burro que canta y toca la guitarra pero Burro lo hizo posible.

Burro no tuvo mucho éxito en su ciudad natal como un burro que canta y toca la guitarra, puesto que los otros burros no estaban muy interesados en la música, sino que en lugar de eso disfrutaban halando carretas y comiendo paja.

Debido a esto, Burro empacó su maleta y su guitarra, pues decidió irse a Bremen.

En su camino, Burro se encontró con Perro, quien se había vuelto muy popular entre las truchas de río y los osos gracias a que era un tamborilero fantástico.

Perro también tenía una voz única a la hora de cantar.

Burro informó a Perro sus planes de convertirse en un músico exitoso en Bremen.  Al oír esto, Perro inmediatamente ofreció acompañar a Burro en su viaje a Bremen.

Ambos emprendieron el viaje de inmediato.

Cuando los dos músicos, Perro el cantante tamborilero y Burro el cantante guitarrista, caminaban por un sendero boscoso y húmedo, se encontraron con Gato.

Gato era un gato a quien le encantaba cantar, y también lo hacía muy bien. Armonizaba con los pájaros del bosque en el día y con los grillos en la noche. Ardillas, comadrejas, tejones y otros viajaban desde lejos a escuchar la espléndida voz de Gato.

La voz de Gato era única, al igual que las de Burro y Perro.

Gato tenía curiosidad de saber por qué Burro y Perro estaban tan lejos de sus hogares, así que les preguntó a donde se dirigían.

“Vamos hacia la gran ciudad de Bremen,” comenzó a explicar Burro.

“A ver si probamos nuestra suerte en el negocio de la música… ¡sip, sip!” agregó Perro efusivamente.

Gato se unió inmediatamente al plan, y los tres músicos viajeros se marcharon hacia Bremen.

Después de viajar por algunas horas, los tres músicos; Gato el cantante, Perro el cantante tamborilero y Burro el cantante guitarrista decidieron parar a descansar un poco al lado de un establo grande rodeado de juncos.

Los tres decidieron tocar una canción.

El hermoso sonido atrajo a Gallo.

“¡Qué música más linda!  ¿Puedo unirme?” preguntó Gallo.

“Pero por supuesto” dijeron en coro Burro y Gato.

“¡Sip, sip!” agregó Perro.

Los cuatro comenzaron a tocar: Burro la guitarra, Perro los tambores, Gato cantaba y Gallo tocaba en saxofón.

Se oían muy bien juntos, especialmente con las habilidades de Gallo con el saxofón.  Gallo también tenía una voz única para cantar.

Más tarde, Burro invitó a Gallo a unírsele al grupo en su viaje a Bremen.

Eufórico con la idea de tocar música en Bremen, Gallo accedió de inmediato.

Los cuatro músicos; Gallo el cantante saxofonista, Gato la voz cantante, Perro el cantante tamborilero y Burro el cantante guitarrista partieron en su viaje hacia Bremen.

Viajaron el resto del día pero finalmente se sintieron extremadamente cansados y hambrientos. Cuando llegaron a un claro cubierto de hierba y de margaritas, los cuatro viajeros se sintieron aliviados de ver una cabaña singular cerca de allí y de la cual salía humo.

A medida que se acercaban a la pequeña choza, pudieron oír risas que venían de su interior.

“¿Golpeamos en la puerta…?” preguntó Gato cautelosamente.

“Tal vez primero deberíamos ver quié n está adentro – solo para asegurarnos de que sea seguro” contestó Burro.

“Buena idea – ¡sip, sip!” agregó Perro.

Silenciosamente caminaron hacia el lado este de la choza donde podían ver el resplandor que salía de una ventana pequeña.  Mirando adentro pudieron distinguir una manada de cuatro lobos que devoraban lo que parecía ser comida robada de la cabaña.

“¡Son ladrones esos pillos!” murmuró Gallo.

“¡Sip! ¡Sip!” agregó Perro, sacudiendo su cabeza con rabia.

Los cuatro músicos viajeros decidieron usar sus talentos a su favor. Tocando completamente desafinados los músicos interpretaron el más horrible escándalo que se haya oído jamás!

¡CATAPLÁN!  ¡BUUM! ¡ZIS, ZAS! ¡PUM!

El saxofón de Gallo chilló, Gato berreó, Perro azotó sus tambores y Burro tocó su guitarra desastrosamente desafinada.

¡CATAPUMBA!  ¡CATAPUMBA!  ¡BUUM!  ¡BUUM!  ¡CHAS! ¡PLUM!

Luego empezaron a cantar con sus voces únicas:

¡QUIQUIRIQUÍ!  ¡MIAU, MIAU! ¡GUAU, GUAU, GUAU! ¡HIAAA!  ¡HIAAA!

Este barullo hizo que la manada de lobos huyera de la casa tan rápido como pudo.

Los músicos viajeros entraron a la cabaña, limpiaron el desorden que hicieron los ladrones y comieron lo que quedaba, pues no querían desperdiciar comida.

Luego se quedaron dormidos en los sofás y en las camas que tenía la cabaña.  Gallo puso su saxofón sobre el escritorio junto a la cocina; Gato bebió un tazón de agua a lengüetadas, Perro limpió sus tambores y los puso al lado de su cama, pero Burro estaba tan cansado que dejó su guitarra en la puerta de entrada.

Estos músicos viajeros no se imaginaban que los cuatro lobos estaban tramando su propio plan; iban a mandar a uno de los lobos para ver si era seguro regresar.

El lobo se acercó a la cabaña y abrió la puerta con un:

¡ÑIIIIIIC!

El lobo esperó algunos momentos antes de proceder.  Era una oscuridad total y el ladrón no podía ver otra cosa que tinieblas. Cuando iba a dar un paso, el pie del lobo se posó justo sobre la guitarra aun desafinada de Burro.

¡PLAF! ¡PLAF!  ¡PLAF! ¡CLONC!

El lobo se sobresaltó al oír ese ruido tan horrible. Tropezó con la guitarra y ésta lo mandó volando hacia los tambores de Perro.

¡PUM!  ¡PLAF!  ¡CLONC!

Ciego del miedo, el lobo luchó por mantener el equilibrio al golpear su cabeza con el mesón, lo que volteó el tazón del agua de Gato, que terminó cayendo en la cabeza del lobo.

¡CRAG!  ¡CATAPLUM! ¡SPLASH!

Empapado y asustado, el lobo intentó levantarse pero golpeó su cabeza con el escritorio mientras el saxofón de Gallo le cayó encima.

¡CATAPLUN!  ¡PLAF! ¡CLONC!

El lobo finalmente salió de la cabaña corriendo despavorido. Pasó zumbando por el lado de sus compañeros de manada, quienes lo siguieron prontamente. Estos lobos nunca más volvieron a verse por allí.

Los músicos viajeros decidieron que tal vez Bremen y andar viajando por ahí no eran para ellos; especialmente porque encontraron toda la felicidad de la música en los demás.

Por el resto de sus días, Gallo el cantante saxofonista, Gato el cantante principal, Perro el cantante tamborilero, y Burro el cantante guitarrista vivieron en la cabaña y tocaron para los animales que vivían alrededor del claro lleno de margaritas.

Fin.

 

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