DLTK's Actividades de cuento de hadas
La doncella luna
© Escrita por Tasha Guenther e ilustrada por Leanne Guenther – basada en la leyenda japonesa.
En los lejanos confines de Japón, a los pies del gran Monte Fuji, vivía junto con su encantadora esposa un amable cortador de bambú. Vivian felices la mayoría del tiempo y se amaban tanto como una pareja puede amarse, sin embargo, nunca tuvieron hijos y por esta razón con el tiempo se sintieron muy tristes y solitarios.
Un día, el cortador de bambú volvió a casa después de un día de trabajo duro. Puso sus herramientas sobre la mesa y notó a su esposa sentada y llorando.
“¡Oh, mi amado esposo!” comenzó a relatar tristemente “no hay nada que desee más en este mundo que un hijo que podamos llamar nuestro.”
El cortador de bambú observó a su triste esposa y se sintió desesperanzado por no poder hacerla feliz. Más tarde su esposa miró el pico del Monte Fuji, que lucía brillante por la nieve que lo cubría y gritó tristemente; “¡Oh, como quisiera tener un dulce hijo a quien cuidar! ¡Me entristece que nunca tendré un pequeño para criarlo! ¡Envíame un niño para cuidarlo! Es todo lo que deseo.”
Mientras su esposa hablaba, el cortador de bambú notó una luz tenue que brillaba en lo más alto del Monte Fuji.
“¡Querido esposo! ¡Mira! ¡Mira! ¡Allí, en la cima de la montaña! ¡El rostro de un niño está brillando para mí!” gritó su esposa.
El cortador de bambú asumió que esto era solo el producto de la imaginación de su esposa. “Sin embargo, iré a la cumbre del Monte Fuji para ver lo que hay allí” dijo escéptico.
El cortador de bambú subió por la montaña por muchas horas. Llegó a un pequeño sitio despejado en el camino y notó una pequeña mariposa azul y negra revolando suavemente hacia él. ¡Sígueme! Escuchó que alguien le susurraba. El cortador de bambú se detuvo un rato para observar a la mariposa que danzaba a su alrededor. No podía creer lo que había oído… ¡la mariposa le había hablado!
El cortador de bambú siguió a la mariposa que revoloteaba por los caminos del Monte Fuji. Finalmente, la mariposa lo guio a un brillante sendero de luz plateada que lo conducía a un claro con un gran árbol de bambú y un pequeño estanque. Una hermosa luz plateada brillaba en el agua.
"¡Sígueme!" susurró la mariposa mientras batía sus alas con elegancia y se posaba en un objeto entre las ramas del árbol.
El cortador de bambú se acercó a la mariposa y encontró una pequeña hija de la luna acunado entre los tallos de bambú.
“¡Mi hija! ¿De dónde has venido?” gritó el hombre, lleno de júbilo.
“He venido de la Señora Luna. Ella es mi madre verdadera, pero vio la tristeza de tu esposa y me envió a calmar su noble corazón. Soy la princesa Rayo de Luna” contestó la niña.
El hombre, aun lleno de todo el júbilo del mundo, tomó la niña acunada y emprendió su viaje a casa. La mariposa azul y negra revoloteó tras él; había disfrutado mucho la compañía del cortador de bambú.
Cuando llegó a casa, su esposa lo saludó. En el instante en que vio a la niña comenzó a gritar de felicidad. La hija de la luna con seguridad había calmado el noble corazón de la mujer.
A través de los años, la Princesa Rayo de Luna no trajo otra cosa que felicidad y consuelo a los corazones de la pareja. Ayudó al cortador de bambú con su trabajo, ayudó a su esposa a cuidar el jardín y siempre tuvo una palabra amable para sus vecinos en la aldea cercana. La Princesa Rayo de Luna hasta se hizo amiga de la pequeña mariposa y las dos jugaron felices en el campo cubierto de hierba cerca de la casa del cortador de bambú.
Hasta cuando se hizo mayor, la Princesa Rayo de Luna jugaba con gracia con la mariposa; la esposa del cortador de bambú disfrutaba viéndolas a ambas correr y jugar en el campo.
Un esplendoroso día en el que la primavera cedía su paso al verano, la Princesa Rayo de Luna se dio cuenta de que su tiempo con el cortador de bambú y su esposa estaba por terminar, pues ya había crecido y era hora de que regresara con su verdadera madre, la Señora Luna en el cielo.
Al enterarse de esto, el cortador de bambú y su esposa clamaban: “¡quédate con nosotros, hija de la luna!”
Pero la pequeña mariposa se posó en el hombre del cortador de bambú y susurró suavemente a la pareja de corazón bondadoso:
Déjala libre, porque debe unirse a quien le dio origen. Ellas les ha dado todo el júbilo del mundo, de la misma manera como ustedes lo han hecho con ella. Toso el consuelo que esperaban les llegó por un tiempo corto, pero sus almas siempre se sanarán con los recuerdos que comparten con su dulce Doncella Luna.
La Princesa Rayo de Luna dio su último adiós a todas las personas que dejaría atrás una vez que regresara al cielo.
Cuando se puso la luna llena, blanca y más brillante que cualquier estrella en el cielo, un puente brillante que alumbraba con luz plateada se extendió desde lo alto del cielo hacia el suelo.
Ni una hoja se movía mientras el cortador de bambú, su esposa y sus vecinos miraban fijamente y con asombro a la radiante Señora Luna que bajaba caminando con elegancia por el puente plateado, su larga y fina cabellera se mezclaba con la luz de luna que parecía seguirla.
Mientras pasaba por el lado de los aldeanos, la Señora Luna se acercó lentamente a su hija. Envolvió su cuerpo plateado alrededor de la Princesa Rayo de Luna y juntas volaron de regreso al Puente hacia su hogar en el cielo. La amiga de la Princesa Rayo de Luna, la pequeña mariposa azul y negra, revoloteó tras ellas por un rato antes de regresar a descansar nuevamente en el hombre del cortador de bambú.
En su viaje de regreso a casa, la Princesa Rayo de Luna lloró en voz baja, triste porque era hora de dejar a su familia en la tierra pero contenta de haber tenido la oportunidad de conocerlos. Mientras sollozaba, pequeñas gotitas plateadas caían flotando y quedando atrás. Estas lágrimas radiantes cayeron mágicamente en el cortador de bambú, su esposa y sus vecinos; todos ellos extrañaban mucho a la Señora Luna. Sus lágrimas llevaron un mensaje de amor y consuelo como el que había encontrado durante su tiempo en la tierra.
Hasta el presente, las lágrimas de la Princesa Rayo de Luna pueden verse en las claras noches de luna en los pequeños estanques, ciénagas, y claros del bosque por todo Japón, especialmente alrededor del Monte Fuji, y es posible que una pequeña mariposa azul y negra esté cerca revoloteando en los campos cubiertos de hierba.