la casaEl pájaro que Pulgarcita había rescatado siempre se entristecía al tener que dejar a Pulgarcita, pero le encantaba viajar y le prometía que le contaría su historia al mundo.

Un día voló a la cabaña de una viejecita en una pequeña colina y cantó la canción de Pulgarcita.  La viejecita reconoció inmediatamente la canción, pues era la madre que Pulgarcita había perdido hace tiempo. Su soledad desapareció para siempre porque supo que Pulgarcita estaba segura y que vivía muy alegre en el sol lejano. Y si la viejecita extrañaba a su amada hija, iba a su ventana y observaba a un pájaro posado en un árbol, trinando la canción de Pulgarcita.

Fin.

 

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