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Actividades de cuentos de hadas de DLTK
La historia de Rapunzel

rapunzelVersión del cuento de hadas de los hermanos Grimm – lenguaje modernizado un poquito por Leanne Guenther

NOTA:  Rapunzel es el viejo nombre común de una hierba con hojas como la lechuga y raíces como los rábanos—también se llama rapónchigo.

Había una vez un hombre y una mujer que llevaban mucho tiempo tener un hijo, pero no podían tener ninguno.  Tenían una pequeña ventana en la parte de atrás de su casa desde la cual se podía ver un espléndido jardín.  El jardín estaba lleno de las más hermosas hierbas y flores.  Sin embrago, estaba rodeado por un muro alto, y nadie se atrevía a pasarlo porque pertenecía a una bruja, quien tenía mucho poder y todo el mundo le temía.

Un día la mujer estaba parada junto a la ventana mirando hacia abajo el jardín, cuando vio un lecho que estaba sembrado con el más delicioso rapónchigo.  Se veía tan fresco y tan verde que ella se antojó de él y tenía muchos deseos de comer un poco.  Este deseo crecía todos los días.  La mujer sabía que no podía tomarlo y cada día se volvía más pálida y triste.

Su esposo estaba preocupado por ella y preguntó "¿qué te pasa, mi amada?"

"Ah," contestó, "si no puedo comer algo del rapónchigo del huerto detrás de nuestra casa, creo que moriré".

El hombre, que la amaba, pensó, "antes que dejar morir a mi amada esposa, le traeré yo mismo un poco de rapónchigo, sin importar lo que me cueste".

En el crepúsculo de la tarde, el hombre trepó el muro, pasó a la huerta de la bruja, tomó apresuradamente un puñado de rapónchigo y lo llevó a su esposa.  Ella por fin se preparó una ensalada y se la comió alegremente.  Sin embargo, le gustó tanto – pero tanto, que al día siguiente sus ansias eran tres veces más que antes.  Si quería descansar un poco, su esposo debía nuevamente bajar a la huerta.  En la oscuridad de la tarde, volvió a encaminarse; pero cuando había trepado el muro, se asustó mucho porque vio a la bruja parada frente a él.

"¿Cómo te atreves", dijo ella enfurecida, "a escabullirte en mi huerta y robar mi rapónchigo como un ladrón? ¡Sufrirás por esto!"

"Ah," contestó el asustado esposo, "por favor ten misericordia, tenía que tomarlo.  Mi esposa lo vio desde la ventana y lo ansiaba tanto que hubiera muerto si no hubiera comido un poco".

Luego la bruja dejó que su ira se apaciguara un poco y le dijo, "si esto es verdad, dejaré que tomes todo lo que quieras, con una sola condición.  Debes entregarme la niña que tu esposa traerá al mundo; la trataré bien y la cuidaré como una madre".  El hombre en medio de su miedo aceptó y cuando la bebé nació la bruja apareció de repente, le dio a la niña el nombre de Rapunzel y se la llevó consigo.

Rapunzel creció siendo la niña más hermosa bajo el sol.  Cuando cumplió doce años, la bruja la encerró en una torre, en medio del bosque.  La torre no tenía escaleras ni puertas, sino solo una pequeña ventana en la parte superior.  Cuando la bruja quería entrar, se paraba bajo la ventana y gritaba,

"Rapunzel, Rapunzel,
deja tu cabello caer".

Rapunzel tenía un magnífico cabello largo, tan fino como hilos de oro, y cuando oyó la voz de la bruja, enrolló sus trenzas alrededor de uno de los ganchos de la ventana, y luego el cabello cayó por el lado de la torre y la bruja trepó a través de él.

Después de uno o dos años, sucedió que un Príncipe cabalgaba por el bosque y pasó por la torre.  Escuchó una canción tan hermosa que se quedó quieto para escuchar.  Era Rapunzel quien en su soledad pasaba su tiempo cantando.  El príncipe quería subir hasta donde ella estaba y buscó la puerta de la torre, pero no encontró ninguna.  Entonces cabalgó de regreso a su hogar, pero el canto había tocado su corazón tan profundamente, que todos los días iba al bosque y la escuchaba cantar.

En una ocasión cuando estaba parado detrás de un árbol escuchando la canción de Rapunzel, vio que la bruja se acercaba y escuchó como gritaba,

"Rapunzel, Rapunzel,
Deja tu cabello caer."

Luego Rapunzel dejó caer las trenzas de su cabello, y la bruja trepó hasta donde ella estaba.

"Si esa es la escalera por la que uno sube, probaré de una vez por todas mi fortuna" pensó el Príncipe y al día siguiente cuando comenzó a oscurecer, fue a la torre y gritó,

"Rapunzel, Rapunzel,
Deja tu cabello caer".

El cabello cayó inmediatamente y el Príncipe subió.

Al principio Rapunzel estaba terriblemente asustada cuando un hombre al que sus ojos jamás habían visto antes, vino hacia ella; pero el Príncipe comenzó a hablarle como un amigo y le dijo que su corazón se había conmovido tanto con su canto que no había podido descansar.  Luego Rapunzel perdió su miedo y cuando él le preguntó si lo tomaría por esposo—y ella vio que era amable y apuesto, dijo que sí y puso sus manos en las de él.

Ella dijo, "estaré encantada de irme contigo, pero no sé como bajar de la torre.  Trae un pedazo de seda cada vez que vengas y yo tejeré una escalera con ella.  Cuando esté lista bajaré y escaparemos juntos".  Acordaron que hasta ese día él vendría a visitarla cada noche, ya que la anciana venía en el día.

La bruja no sabía nada de esto, hasta una vez que Rapunzel estaba distraída y dijo, "¡Por Dios!, eres mucho más pesada cuando subes que el joven Príncipe".

"¡Oh! Malvada niña," gritó la bruja "¡pero qué es lo que has dicho!  Pensé que te había separado de todo el mundo pero me has engañado".

En medio de su ira agarró el hermoso cabello de Rapunzel, tomó un par de tijeras – y cortó y cortó – lo cortó todo.  Las hermosas trenzas de Rapunzel cayeron al piso pero la bruja aun no estaba satisfecha.  Estaba tan enojada que llevó a la pobre Rapunzel a un desierto donde tendría que vivir padeciendo un inmenso dolor y amargura.

La bruja se apresuró a regresar a la torre y amarró las trenzas de cabello que había cortado al gancho de la ventana, y cuando el príncipe llegó y gritó,

"Rapunzel, Rapunzel,
Deja tu cabello caer",

ella dejo caer el cabello.  El príncipe subió hasta la ventana, pero no encontró a su amada Rapunzel arriba, sino a la bruja, quien le clavó una mirada vil y malvada.

"¡Ajá!" gritó en tono burlón, "has venido por Rapunzel, pero ese hermoso pajarito ya no ya no canta en este nido; el gato lo ha atrapado y a ti te sacará los ojos.  ¡Rapunzel ha sido desterrada y jamás la volverás a ver!"

El Príncipe estaba fuera de sí y en su desesperación se cayó de la torre.  Escapó con vida, pero las espinas en las que cayó perforaron sus ojos.  Luego deambuló ciego entre el bosque, y comió solamente raíces y bayas y no hizo otra cosa que llorar por la pérdida de su amada Rapunzel.

De esta forma el Príncipe erró sumido en su dolor por algunos meses y a la larga terminó en el desierto en el que la bruja había desterrado a Rapunzel.  Escuchó una voz que cantaba y le pareció tan familiar que la siguió.  Cuando se acercó, Rapunzel lo reconoció, se refugió en sus brazos y lloró.

Dos de sus lágrimas cayeron en sus ojos y el Príncipe pudo ver de nuevo.  El la llevó a su reino donde lo recibieron con júbilo, y vivieron por un largo tiempo, felices y satisfechos.

 

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