Y
así pasó por muchos días. Siempre que los pájaros ganaban una batalla,
el murciélago agitaba sus alas e iba con ellos. Siempre que los
mamíferos ganaban una batalla, el murciélago descubría sus dientes y se les
unía.
Finalmente los animales se cansaron de batallar todos
los días. Los líderes se reunieron para hacer las paces. Todos
estaban tan exhaustos que no tomó mucho tiempo llegar a una tregua – pero
durante el proceso los mamíferos y los pájaros comenzaron a hablar del
murciélago.