pájaro

"¿Es esto lo que has estado dejando caer al suelo?" preguntó Gretel.

"La vez pasada dejé caer la mayoría de nuestras piedras. Nuestra madre nos trajo por una ruta diferente hoy y ese pájaro estúpido debe de haber robado todas nuestras piedras. Las migajas estarán aquí en la mañana y podremos seguir el rastro de regreso a casa" contestó Hansel.

"¿En la mañana? ¡Hansel! Yo no me quedaré aquí esta noche" lloró Gretel. "¿Qué pasa si hay lobos? ¿Qué pasa…?" comenzó a decir Gretel.

"Ningún lobo, oso, puma, mapache ni ardilla nos lastimará...yo te protegeré" prometió Hansel, interrumpiendo a su agitada hermana.

Se relajaron allí mismo en el claro del bosque, descansando sus pies y jugando adivinanzas. De repente sus narices se llenaron con un aroma extrañamente dulce. Los niños siguieron la maravillosa esencia que se hacía más fuerte y más deliciosa.

Hansel y Gretel finalmente llegaron a la fuente de este aroma que los hacía babear.

 

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