El cortador de bambú observó a su triste esposa y se sintió desesperanzado por no poder hacerla feliz. Más tarde su esposa miró el pico del Monte Fuji, que lucía brillante por la nieve que lo cubría y gritó tristemente; “¡Oh, como quisiera tener un dulce hijo a quien cuidar! ¡Me entristece que nunca tendré un pequeño para criarlo! ¡Envíame un niño para cuidarlo! Es todo lo que deseo.”

Mientras su esposa hablaba, el cortador de bambú notó una luz tenue que brillaba en lo más alto del Monte Fuji.

“¡Querido esposo! ¡Mira! ¡Mira! ¡Allí, en la cima de la montaña! ¡El rostro de un niño está brillando para mí!” gritó su esposa.

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El cortador de bambú asumió que esto era solo el producto de la imaginación de su esposa. “Sin embargo, iré a la cumbre del Monte Fuji para ver lo que hay allí” dijo escéptico.

 

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