Un esplendoroso día en el que la primavera cedía su paso al verano, la Princesa Rayo de Luna se dio cuenta de que su tiempo con el cortador de bambú y su esposa estaba por terminar, pues ya había crecido y era hora de que regresara con su verdadera madre, la Señora Luna en el cielo.

Al enterarse de esto, el cortador de bambú y su esposa clamaban: “¡quédate con nosotros, hija de la luna!”
Pero la pequeña mariposa se posó en el hombre del cortador de bambú y susurró suavemente a la pareja de corazón bondadoso:
Déjala libre, porque debe unirse a quien le dio origen. Ellas les ha dado todo el júbilo del mundo, de la misma manera como ustedes lo han hecho con ella. Toso el consuelo que esperaban les llegó por un tiempo corto, pero sus almas siempre se sanarán con los recuerdos que comparten con su dulce Doncella Luna.