
A través de los años, la Princesa Rayo de Luna no trajo otra cosa que felicidad y consuelo a los corazones de la pareja. Ayudó al cortador de bambú con su trabajo, ayudó a su esposa a cuidar el jardín y siempre tuvo una palabra amable para sus vecinos en la aldea cercana. La Princesa Rayo de Luna hasta se hizo amiga de la pequeña mariposa y las dos jugaron felices en el campo cubierto de hierba cerca de la casa del cortador de bambú.
Hasta cuando se hizo mayor, la Princesa Rayo de Luna jugaba con gracia con la mariposa; la esposa del cortador de bambú disfrutaba viéndolas a ambas correr y jugar en el campo.