"Ahora ve y siéntate a la mesa, preciosura" ordenó a Gretel. "Ayúdame a rebanar esas chuletas... ¡vamos a engordarlo!" exclamó emocionada señalando a Hansel.

Ahora Gretel había entendido el plan de la bruja: había usado su casa de dulce para atraerlos hacia el interior ¡para así poder comérselos de cena!

Gretel

Gretel pensó que ya no había ninguna esperanza y se sentó cerca de la gran mesa de metal a rebanar carne. Sollozó y rebanó; rebanó y sollozó. Gretel llenó tres baldes grandes de comida grasosa para que la anciana la cocinara en su gran olla hirviendo. Pobre se sentó ansioso pensando en una forma d escaparse. Observó mientras Gretel lanzó las sobras y los huesos en un montón separado al lado de los baldes de carne rebanada.

De repente, Hansel tuvo una idea brillante: comenzó a toser violentamente, tratando de llamar la atención de Gretel.

"Oh, ¡deja de toser! ¡Será mejor que no estés enfermo si vas a ser mi bocadillo!" chilló la bruja. Todo el escándalo hizo que Gretel mirara hacia donde estaba Hansel. Este le hizo señas para que distrajera a la bruja. Viendo la desesperación de su pobre hermano, Gretel trataba de encontrar alguna manera de distraer a la malvada anciana.

 

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