hueso

Al oír esto, la bruja abrió el cerrojo de la puerta de acero y salió corriendo a buscar al supuesto dragón.

Hansel rápidamente le pidió a Gretel que le entregara uno de los huesos que estaban en el montón de sobras. Gretel sostuvo un hueso grande, pero Hansel sacudió la cabeza; entonces ella sostuvo un hueso grueso, pero Hansel sacudió la cabeza; y luego, en el fondo del montón, Gretel encontró el hueso más delgado de todos y lo llevó a la jaula de Hansel, pues sabía para que lo usaría él.

Él le contó de su plan justo a tiempo, y entonces oyeron a la bruja que regresaba deprisa.

Justo cuando Gretel se sentó cerca de la gran mesa de metal, la bruja entró a la casa precipitadamente y con mirada desconcertada.

"¡No había ningún dragón! ¡Ni siquiera la punta de una cola o el olor de humo!" exclamó.

"Quizás pudo oler que venías" contestó Gretel francamente, mientras continuaba rebanando las chuletas. "Sabes que los dragones tienen un sentido del olfato muy agudo…" dijo secamente.

"Pff...¡Corta rebanadas más grandes! ¡Entre más grandes, mejor, hermosura!" exigió la bruja, cerrando la puerta de acero pero olvidando asegurarla.

 

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