Gretel se quedó atrás mientras la bruja se acercaba a la olla…esperando a que Hansel le hiciera una seña.
Justo cuando la vieja bruja acercó la punta de su torcida nariz al agua hirviendo, Hansel abrió su jaula de una patada. Esto le dio a Gretel la señal de empujar a la bruja en la olla del agua hirviendo. La bruja cayó a la olla justo a tiempo para que Hansel se descolgara cayendo sobre su cabeza, evitando el agua caliente bajo sus pies. El calor del agua derritió a la vieja bruja convirtiéndola en sirope dulce y pegajoso.
Los niños salieron corriendo de la casa después de tomar los sacos de oro que la bruja había robado por años de los otros niños que habían pasado por su casa de dulce.
Hansel y Gretel siguieron el camino por el que habían sentido el olor a dulce la primera vez, hasta que llegaron al pequeño claro del bosque donde Hansel había dejado caer las migajas de pan. Sin embargo, los niños se encontraron con que el pájaro bandido que había robado sus piedritas se había comido sus migajas de pan y las había reemplazado por sus piedras favoritas. El pájaro trinó de felicidad mientras comía la última migaja de pan.
¡Al parecer el pájaro también había estado hambriento!
