[in English]

 

En este punto, la joven estaba desesperada.  Sollozaba de solo ver más paja amarilla de la que había en la habitación anterior.  Lloró y lloró hasta que escuchó el chirrido de la puerta que se abría lentamente. 

Una larga nariz se asomó por la puerta y unos momentos más tarde el pequeño hombrecito entró en la habitación tarareando su extraña canción. 

“¡Vaya! Hola, hija del Sr. Molinero.” Dijo el hombrecito. La pobre joven lloró en voz baja sin responder.

el anillo“¿Qué me darás a cambio si hilo esta paja y la convierto en oro?” preguntó. 

La joven miró al hombre y buscó para ver que tenía para darle.

“Te daré este anillo que tengo en el dedo” dijo finalmente.

El hombrecito tomó el anillo y lo puso en su propio dedo. Sostuvo su mano frente a él, sonrió de gozo al admirar su joya más reciente, y luego bailó alegremente alrededor de la habitación. Entonces tomó un puñado de paja y se sentó frente a la rueca. Tric, tric, tric, hizo la rueca tres veces. El hombre le entregó a la joven un huso lleno de hilo de oro, tomó otro puñado de paja y se sentó frente a la rueca una vez más. Y repitió este proceso hasta que toda la habitación estaba llena de hilo de oro. 

El hombrecito se alejó una vez más, tarareando, brincando y contemplando su nuevo anillo. 

Al amanecer, cuando el rey entró a la habitación, se sorprendió de ver tanto oro frente a él. Encantado pero aun más codicioso, llevó a la hija del molinero a la habitación más grande del palacio, llena hasta el techo de paja amarilla.

 

 

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