DLTK's Fairy Tale Activities

La Historia de Sedna

© Escrita por Tasha Guenther e ilustrada por Leanne Guenther Historia de Sedna basada en la leyenda original esquimal.

Cuervo

La noche antes de que partieran hacia la aldea del hombre de la capa y mientras Sedna se acostó a dormir, el hombre puso un suero somnífero en su vaso de agua hervida. Cuando ella despertó la mañana siguiente, bebió su agua, se despidió de su padre llorando y prometió visitarlo tan seguido como pudiera. Una vez que se fue de su hogar de infancia, todo se volvió oscuro pues el somnífero hizo efecto.

Cuando volvió a despertar, se encontró en la cima de un gran acantilado con vista al mar. Descubrió estupefacta que el hombre de la capa no era en realidad un hombre ¡sino un gran cuervo negro!

Sedna lloró y lloró. Su vida era miserable. No tenía almohadas ni cobijas ni agua hervida para beber ni un padre para hacerle compañía. Estaba desconsolada y el cuervo no tenía compasión por la joven superficial. Aunque le traía pescado crudo cada día, se burlaba de ella y se reía a carcajadas al ver su tristeza:

“Oh, ¡pobre jovencita! ¡Esas lágrimas podrían llenar el océano dos veces!”

El cuervo tenía un gran nido para dormir, pero solo le dejaba a Sedna unas pocas plumas para abrigarse. Cuando los vientos comenzaron a soplar, Sedna gritaba del dolor. El aire frío cortaba su piel y arrancaba su cabello. Lloraba todos los días y todas las noches, esperando que su padre la rescatara.

Y así lo hizo.

Los penetrantes vientos de invierno habían llevado sus lamentos a la aldea. Se había sentido culpable por forzar a Sedna a casarse y decidió rescatarla.

 

Padre

Remó en su kayak, siguiendo el lamento de Sedna. Cuando llegó, lo impactó ver las condiciones en las que vivía su hija en los acantilados con vista al mar. Le ordenó entonces saltar desde el acantilado hacia su bote. Afortunadamente había llegado en el momento perfecto, pues el cuervo había salido a pescar para traerle alimento a Sedna.

Sedna saltó hacia el kayak de su padre y se sentó envuelta en pieles mientras su padre remaba alejándose tan rápido como podía. Habían estado viajando solo por algunas horas cuando Sedna vio un punto negro en la distancia. Tembló de miedo sabiendo que su esposo la estaba buscando. El kayak ahora estaba en medio del océano, meciéndose hacia adelante y hacia atrás. Su padre estaba exhausto y detuvo el kayak para descansar.

De repente el kayak comenzó a mecerse violentamente hacia adelante y hacia atrás. Padre e hija miraron hacia atrás y vieron al cuervo agitando sus alas.

El cuervo agitó las aguas del océano. Sus grandes alas negras parecían crecer a la par con su ira.

“Has decidido abandonarme ¿no es así? Entonces ¡también tendrás que abandonar esta tierra!” chilló el cuervo. La tormenta en el océano se hacía más violenta entre más fuerte movía sus alas. El viento enredó el largo cabello de Sedna.

El padre de Sedna decidió que había cometido un error al tratar de rescatar a su hija. En medio de su agotamiento gritó: “¡Llévatela! ¡Llévatela! ¡Por favor! ¡Nunca más te abandonará!”

Con estas palabras, el padre de Sedna la empujó hacia el océano embravecido. Levantó su remo en el aire y le dijo al cuervo: “¡Tómala! ¡TÓMALA!”

 

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